Vicente nació en Valencia y se crio en la Malvarrosa, playa a la que supo sacarle todo su jugo y donde ha pasado muchos y grandes momentos que relata con detalle y que sin duda, han forjado gran parte de su personalidad aventurera y vinculada siempre al deporte que luego ha convertido en profesión.
Es precisamente en la Malvarrosa donde empieza a usar el rall, llegando a convertirse en toda una leyenda y maestro en este arte de pesca. Prueba de ello es uno de los reportajes que le hicieron en el periódico Las Provincias de Valencia.
En su juventud también fue campeón de lanzamiento de jabalina. Yo lo he visto lanzar una simple caña normal y corriente a varios metros y acertar con fuerza sobre una piedra. Curiosamente, su entrenador en esta disciplina fue Emilio Ponce, al que también tuve el placer de tener como profesor de educación física.
Existen mil y una anécdotas de Vicente haciendo uso de casi cualquier cosa que se pueda lanzar. Desde la más rudimentaria, como es una simple piedra, hasta lo más exótico y complicado como el boomerang. ¿Y lo del tirachinas qué?. Yo creo que algunos de sus alumnos seguimos teniendo uno de esos tratando de ser la mitad de precisos de lo que él demostraba.
Otro de los deportes que explotó en su juventud fue el rugby y es un placer enorme ver la huella que dejó en algunos jugadores del XE 15. De hecho, muchos de ellos acudieron al Homenaje que se le hizo el 5 de abril de 2019 en el restaurante La Hípica de Valencia, donde rememoraron anécdotas y bailaron una especie de danza tribal cantada en no sé qué idioma (ahora sé que era en noruego, debido la influencia materna).
Empezó a estudiar derecho. Yo desconocía este dato hasta hace poco que me lo contaba y eso que fueron unos cuatro años de su vida, aunque parece que de poco estudio y mucho viaje al extranjero con la excusa de aprender idiomas.
Le tocó la mili en Villa Cisneros (África), de donde es una de sus fotografías más míticas y representativas con una de sus jabalinas (arpón) que utilizaba allí para pescar.
A Vicente lo que le interesaba era el deporte, así que en cuanto se enteró por mediación de un amigo de que había salido una nueva titulación dedicada a ello, se fue a estudiarla a Madrid formando parte de la segunda promoción de INEF.
También he tenido ocasión de charlar con uno de sus compañeros de esa etapa, Blume (todos tienen apodo) y por lo que cuenta, Vicente también dejó allí su huella.
Tras los estudios de INEF Vicente volvió a Valencia y dedicó su vida a la enseñanza de la asignatura de Educación Física. Estuvo en varios centros educativos, dos privados y uno público, también fue preparador físico del Valencia C.F. y del Club de Tenis Valencia.
Se puede decir que ha dedicado y todavía dedica su vida a enseñar.
Yo tuve la oportunidad de tenerlo como profesor en el colegio Olimar a mediados de los ’80 y es verdad que fue una etapa de la que guardo un gran recuerdo donde tuve grandes profesores e hice muy buenos amigos.
Conecté con Vicente de una forma especial gracias a compartir aficiones relacionadas con el deporte y la naturaleza. Seguro que también contribuyó a ello el olor de sus zapatillas, debido a un reto que perdí y me toco pagar metiendo mi cara en su vieja zapatilla ellesse durante un minuto.
Sé que muchos otros también conectaron de forma especial y por eso hoy seguimos quedando con él a comer, a hacer alguna ruta de monte o simplemente a charlar en su jardín.
Vicente vive hoy retirado en su casa con su mujer y también rodeado de plantas y animales, como siempre. Sigue acudiendo en bicicleta al gimnasio, sigue cuidando su gran jardín y sigue sin sacarse el carnet de conducir.
El Homenaje
El 5 de abril de 2019 se organizó una comida homenaje a Vicente.
Acudieron más de cien personas, entre ellos algunos profesores de los que también guardo una gran recuerdo como Benjamín Llopis y Miguel Galbis.
El evento tuvo lugar en el restaurante La Hípica de Valencia, con música en directo y un gran catering en el que no faltó la paella.
Vicente llegó engañado pensando que iba a comer con su familia, pero se encontró con todos nosotros…, abrazos, besos, aplausos,… Éramos más de cien personas de distintas etapas de su vida y se acordaba de todos y cada uno. Se nota que también nos quiere.
Los asistentes tuvimos la oportunidad de reencontrarnos, pero también de conocer a otros alumnos y compartir anécdotas con ellos comprobando que Vicente es Vicente allá donde lo pongas y que siempre deja huella.
Por qué esta web
En abril de 2021 se me ocurrió publicar un texto en linkedin (el que reproduzco en el apartado «Quién es»). Vicente no sólo no tiene redes sociales ni internet, es que no tiene ni móvil ni timbre en la puerta de su casa. Pues bien, a las dos horas de haberlo publicado me llamó desde su teléfono (fijo) y me preguntó – ¿qué haces?! – .
Resulta que un sobrino suyo que ni siquiera me seguía en linkedin, había leído el texto y automáticamente le llamó a contarle. Acabé yendo a su casa con el texto impreso para que tuviera una copia y estuvimos charlando sobre lo que era internet, linkedin y todo ese lio de la huella digital.
Alguno de los reportajes que a Vicente le hicieron hace años sí que están digitalizados y se pueden encontrar en internet, pero otros no, así que me pareció justo que alguien tan importante en la vida de tanta gente tuviera su huella digital y que esta perdurase.
Le pedí permiso y me dijo – haz lo que quieras pero que no se llene mi casa de gente que no conozca –
Por supuesto que también me ha pedido una copia impresa de este sitio web.
Agradecimientos
Primero a mis padres porque me dejaban ir con él. Esto parece una tontería pero no lo es.
A mi mujer y también a mis hijas, que no protestan mucho cuando tengo largas conversaciones de teléfono con Vicente o me tiro tres horas en su casa de charla cuando se supone que iba a verle un rato.
A Pedro Alcarria, Heinz Schaer y Raúl López, porque además de grandes amigos, fueron parte de mi reencuentro con Vicente después de algunos años sin vernos.
A los profesores Benjamín Llopis y Miguel Galbis, por darle soporte y acompañamiento.
A la promoción de José Molina, Andrés Morata, Vicente Benages, Nacho(s) Albiñana y Roig, Fernando Giménez, Manolo Barona, Paco Aguado, Willy Adán,… por adoptarme en sus frecuentes quedadas a comer con Vicente y en su grupo de Whatsapp.
A Perfecto Aguado y Enrique Fayos, por organizar el homenaje que tantas cosas buenas provocó y por facilitarme fotos e historias.
A Ángel Luis López de la Fuente (Blume), por compartir conmigo esa parte de la vida de Vicente en INEF.
A María José, por quererle tanto y a su hermano Manolo, por esa incalculable compañía.
A Vicente García Roggen, por ser y estar.