– ¿Habéis ido alguna vez a la piscina de Coca-Cola?. Tenemos que organizar una excursión para ir a pasar allí el día – nos dijo un día Vicente.
Bastó esto para que con trece años captaran mi atención, aunque con algunas dudas.
-Pero Vicente, eso es imposible! ¿Cómo vas a poder bañarte en Coca-Cola?. ¡Estará desventada! ¿Y si te meas?.
-Yo ya he estado allí y esta gente ha pensado en todo. Hay unos grifos que están echando constantemente Coca-Cola y allí mismo te dan un bañador que cierra también por la parte de bajo para evitar que salga nada.
Vicente, nos convenció de que existía una piscina de Coca-Cola y nosotros lo contamos en casa y nos apuntamos a la excursión y todo…
«Todo es Mentira». Es otra de sus míticas frases.
Ni había piscina de Coca-Cola, ni fuimos a ninguna parte, pero no hubo decepción, lo que hubo fueron risas y aceptación de que nos la colaba como quería.
Lo de la piscina fue sólo uno más de su juego con nosotros, una forma más de estar conectados y seguramente de vernos madurar.
Si después de tantos años todavía recuerdo esta anécdota es porque me supuso un esfuerzo enorme explicar en mi casa lo de esta excursión «… pero si me lo ha dicho Don Vicente será de verdad». Ese era todo mi argumento.
Hoy ya no lo tiene tan fácil… o sí.